domingo, 8 de mayo de 2011

FESTIVAL TERNIUM DE CINE LATINOAMERICANO 2011 ( II )

Y el sábado...

Hotel Atlântico (2009).
Dir. Suzana Amaral (La hora de la estrella, Uma vida em segredo).
Brasil.
* * * (3/5).

Película brasileña de la directora Suzana Amaral (79 años) que es proyectada en el festival Ternium después de coronarse como la mejor película del festival de Lima.
La película trata de Alberto, un actor desempleado encarnado por Júlio Andrade que viaja sin destino y sin razón por varios lugares, topándose con personajes singulares en cada sitio.
Dicho por la misma directora, esta cinta no se basa en un guión racional, si no que se apega a lo absurdo. Alberto, en un estado de ánimo basal, viaja por el Brasil encontrándose en diferentes sitios y viviendo aventuras ocurrentes, estrafalarias, tristes y con un tinte onírico. En cada uno de estos espacios, de alguna manera u otra, Alberto llena los vacíos de los personajes con quienes se relaciona; tiene relaciones con una mujer regordete que seguramente llevaba años sin que alguien la tocara; se convierte en el enamorado de la hija del doctor que lo atiende; y cumple el sueño de Sebastián de conocer el mar.
La morosidad del filme, el personaje moribundo, escenas artificiales y la música hacen que en ocasiones tengamos momentos aburridos.

Los colores de la montaña (2010).
Dir. Carlos César Arbeláez.
Colombia.
* * * (3/5).

Película ganadora del premio Cine en Construcción del Festival Internacional de Cine de San Sebastián.
La cinta habla sobre un grupo de niños de un pueblo colombiano corroído por la guerrilla. Su principal pasatiempos es el fútbol. Un día jugando fútbol, a Manuel -el niño con el rol principal- y a sus amigos se les escapa el balón y cae en un campo minado. En este contexto el director nos narra la guerrilla desde los ojos de los niños, como Las tortugas pueden volar de Bahman Ghobadi en Iraq.
Lo atractivo de la película, aparte de sus majestuosos paisajes, es que nos adentra en el mundo cruel de la guerrilla y todas sus atrocidades de manera muy económica sin utilizar recursos violentos, en cambio, los pequeños detalles como disparos a lo lejos y el sonido de un helicóptero, nos hacen sentir escalofríos de solo imaginarnos poniendo un pie en ese lugar.
Todos los niños actuaron perfecto sus papeles (a diferencia de los adultos), tanto que en ocasiones, la película nos conmueve solo por la presencia de los niños.


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